A todos mis muertos


Los veo a todos.
Juntándose lentamente en mi memoria,
acurrucándose entre los recuerdos.
Recuerdos viejos, recuerdos ocultos, recuerdos olvidados.
Los veo y no temo.
Se que una vez fueron parte de mi y yo de ellos.
Un solo cuerpo. Un solo ser.
La melancolía me carcome, me desangra por dentro.
Son como una sombra eterna que me sigue los pasos.
Son como un recordatorio de mi propia mortandad.
No hay momento alguno en que no piense en ustedes.
No existe un segundo libre de su presencia.
No existe.
No existe.

Nuestros días son tan cortos,
caminan tan rápido, aligerando el paso con los años.
Y yo aquí, tendido a la sombra de sus recuerdos
me hago más pequeño, más indefenso.
Más vulnerable.
Si acaso pasaran frente a mí y no pudiera verlos,
sentirlos, quizás es que perdí mi norte
y ando correteándolo por cada esquina del universo.
Por cada rincón del planeta.

Si pronuncian mi nombre y no volteo a mirar,
no es por dejadéz ni por desidia.
Quizás me cegué con el resplandor del mundo.
No fue mi intención bajar mi cabeza y mirar el suelo.
No fue mi intención.
No fue mi intención.

A veces los siento tan cerca
Que podría jurar que puedo tocarlos.
Que el vapor que emana de sus alientos
me empaña el corazón con lágrimas.
Pero yo se que no están aquí,
Son solo una nube, una neblina tenue
Que revolotea sigilosa por entre las paredes porosas de mi mente.

Quisiera estar con ustedes.
Siento que me llaman.
En cada sonido, en cada movimiento, en cada risa.
En cada visión, en cada grito, en cada lágrima.
En cada temblor, en cada libro, en cada palabra.
En cada día, en cada noche.
En cada pensamiento.
Pero no puedo partir.
La vida me pesa demasiado como para poder arrancarla.
Para quitarme este caparazónque me cubre.
Que me previene de buscarlos.
Les pido perdón.
Les pido piedad.

La silla sigue sentada donde el tiempo la dejó.
Las ventanas siguen rasgadas por el despiadado sol.
Los libros, ¡oh, los libros!
Mis amados recipientes de conocimiento.
Los veo ahí, amontonándose lentamente
en los estantes de mi alma.
Acumulando polvo, acumulando sabiduría.
Los toco y me recuerdan a ustedes.
Son como muertos.
Son como muertos.
Son como todos mis muertos.

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